EL SUEÑO DE VOLAR

El hombre siempre ha tenido el ferviente deseo de volar y a lo largo de su historia ha hecho intentos que fracasaban. Aun cuando muchos decían que volar seria imposible para el ser humano nunca mitigó su ambición por volar y así satisfacer el deseo inconsciente para alcanzar una especie de libertad total que no posee.
La humanidad ha recreado este deseo en historias donde se personifican divinidades con el poder de volar (Helios, Ícaro, Horus, Azuramazda etc.). En la cultura judeocristiana encontramos la leyenda de la torre de Babel donde podemos percatarnos de los intentos del hombre de llegar al cielo y su siempre presente deseo de volar. En la antigüedad generalmente los intentos de volar surgían de un contexto mitológico. Sin embargo existen numerosos relatos de intentos de vuelo auténticos desprovistos de un enfoque fabuloso, estos hombres podemos considerarlos los precursores del vuelo. Se sabe que el emperador chino Gao Yang experimentó con prisioneros lanzándolos de una torre en una especie de planeador derivado de los cometas; Selutonio relata que un hombre pájaro murió al intentar volar en una de las orgias de Nerón; en 1742, el anciano marqués de Bacqueville, descrito por un testigo de la época como "hombre un poco loco, pero muy arriesgado ", se lanzó a través del Sena con un aparato volador de su invención y fue a aterrizar violentamente en la otra orilla sobre un barco-lavadero, quebrándose una pierna, pero consiguiendo su propósito de atravesar volando el río.
El hombre para volar tuvo la necesidad de inventar maquinas que ayudaran en su objetivo, las maquinas servirían para hacer realidad tal tarea. El volar para algunos pocos era una necesidad personal que les proporcionara satisfacción y fama, aunque la mayoría de la gente lo veía como algo inútil en su época. El volar se convirtió en una obsesión que a varios les provoco la muerte en su intento por realizar su sueño.
En 1269 el famoso fraile inglés Roger Bacón sostuvo que "pueden hacerse máquinas voladoras con un hombre sentado en medio, que hace girar una máquina por medio de la cual hábilmente consigue que lar alas se agiten en el aire como las de un pájaro al volar". Dos siglos más tarde, en 1490, el extraordinario Leonardo da Vinci llegó mucho más lejos con sus croquis y breves tratados de aeronáutica basados en concienzudos estudios del vuelo de los pájaros. Sus investigaciones desembocaron esta audaz y categórica afirmación: " Un pájaro es una máquina que funciona conforme a unas leyes matemáticas, y entra dentro de la capacidad del hombre reproducir esa máquina con todos sus movimientos”. Animado por estas alentadoras conclusiones, el genial Leonardo se dio a la tarea de diseñar proyectos de aeroplanos con alas en forma de murciélago, de helicópteros y hasta de un modelo de paracaídas. Se ignora si logró experimentar alguno de sus aparatos más importantes, pero el hacer volar al hombre se convirtió en una de sus más grandes obsesiones.
Después del celebre Leonardo Da Vinci los intentos por volar menguaron y hasta finales del siglo XVIII no hubo ningún hecho de intento de volar de importancia; solo hasta épocas anteriores a la revolución francesa comenzaron los intentos por parte de aventureros y científicos de la época , estos intentos dieron frutos, fue así como la primera e increíble victoria del hombre sobre la gravedad tuvo lugar en Francia a fines del " siglo de las luces " cuando Joseph Montgolfier gracias a sus observaciones del aire caliente invento el aeróstato, 119 años antes de que los hermanos Wright lograran hacer despegar su tembloroso y rudimentario aparato, El 4 de junio de 1783, Joseph Montgolfier y su hermano hicieron la primera demostración de su invento en el centro de Annonay, su ciudad natal, ante una gran muchedumbre, el globo se elevó hasta alcanzar una altura de dos mil metros, tres meses después, un segundo globo fue lanzado en Versalles, esta vez conduciendo tres pasajeros: un carnero, un pato y un gallo, que realizaron un vuelo libre de unos tres kilómetros, los animales sobrevivieron perfectamente a la prueba.
El descubrimiento del hidrogeno apenas tres meses después del vuelo del primer globo de Montgolfier sirvió para el desarrollo de los aerostatos y las primeras ascensiones humanas: el 21 de noviembre de 1783, los primeros viajeros aéreos humanos de la historia, el joven físico Pilatre de Rozier y el marqués de Arlande, despegaban de los jardines de la Muerte en la periferia de París. Nueve días más tarde Jacques Charles, el descubridor del hidrogeno y un artesano mecánico se elevaron en su globo de hidrógeno alcanzando la increíble altura para esa época de 3 mil metros, con lo que confirmaron que el vuelo del hombre era ya una maciza realidad, el sueño parecía cumplido.
En 1784 Jean Pierre Blanchard agregó un propulsor manual a un globo aerostático convirtiéndolo en el primer dirigible. En 1785 cruzó el Canal de la Mancha con un globo provisto de alas batientes como propulsores, y un timón con forma de cola de ave.
El desarrollo de los aeroplanos fue paralela a los dirigibles, sin embargo tal desarrollo fue mas lento, desde el siglo XIX se sabe de diversos intentos de hacer volar a un aeroplano, pero todos fracasaron, pero dejaron importantes aportaciones para su lento desarrollo, pero que en el futuro marcaria un papel importante en la industria de la aviación.
El primer precursor ilustre del aeroplano fue el inglés George Cayley, llamado por muchos "padre de la aviación", técnico y teórico sin igual, de quien Orville Wright dijo que "sabía más sobre los principios de la aviación que todos sus predecesores, y que cuantos le sucedieron hasta finales del siglo XIX". Otro nombre digno de ser destacado entre los investigadores que prepararon el terreno para la aparición del aeroplano es el de Otto Lilienthal, quien hacia 1895 llevó a cabo experimentos con planeadores que le permitieron emprender importantes y decisivos estudios sobre aerodinámica.
Con la llegada del siglo XX se dio cima al sueño tan largamente acariciado de obtener un aparato aéreo más pesado que el aire. Dos pioneros, y a la vez investigadores, Orville y Wilbur Wright, hicieron realidad la aviación, tal vez la invención de mayor trascendencia del siglo XX, que en un puñado de años hizo desaparecer las distancias y convirtió la palabra lejanía en proximidad. Con aplicación y minuciosidad incomparables, los hermanos Wright estudiaron todo lo que se había hecho antes de ellos en el terreno de la aeronáutica, sacaron sus propias conclusiones y aportaron algunas ideas propias inspiradas directamente en las experiencias de Lilienthal. Su obra fue a la vez síntesis de 500 años de experimentos previos y la piedra angular que cimentó las seis décadas posteriores de fabuloso progreso de la aviación hasta llegar a nuestros días.
Es interesante observar que los primeros intentos de vuelo estaban desprovistos de una utilidad importante aparente para la sociedad de cada época correspondiente, no es que se les necesitara realmente, como transporte o ganar guerras, pero sí para sorprender a la gente como acto increíble obteniendo complacencia, realización personal y prestigio político-religioso; a lo largo de la evolución histórica del hombre percibimos también un progreso en los intentos de alzar el vuelo, este progreso continuo se le fueron adaptando nuevas necesidades y usos prácticos a las maquinas e intentos de volar.
En la actualidad el vuelo es fundamental para el transporte tanto de carga comercial y de pasajeros, es imprescindible el uso del avión para transportarse a cualquier punto transoceánico de la tierra, se ha vuelto primordial su uso en largas distancias y para muchos es inimaginable pensar en otras alternativas a la aeronáutica. Así como el vuelo ha satisfecho las necesidades ahora primordiales de esta época (transporte, milicia, comercio, etc.) y reducido los tiempos, así como el fácil acceso comercial que existe; pero, así como se ha convertido tan vital su uso, también ha causado diversos problemas, afectando al hombre mismo y al ambiente en donde se desarrolla.
El sueño del hombre de volar es una realidad, y pareciera que día tras día supera sus expectativas, las distancias son acortadas, las velocidades superadas, los límites del espacio parecieran cercanos, las ambiciones para volar a nuevos mundos parecieran no ser un sueño, para la sociedad actual y la venidera siempre será una necesidad primordial, originando un constante avance, implementando nuevas tecnologías, superando las capacidades actuales en términos de prontitud y capacidad de pasajeros. Ahora el límite es impuesto por nuestra condición humana, y la capacidad que tenga nuestro cuerpo para resistir las condiciones extremas que derivan de estos avances en velocidades y el espacio donde el piloto y pasajeros interactúan con la nave y el medio ambiente externo al vehículo. El caso extremo de todo esto se da en la milicia y la exploración espacial.
Dentro de la milicia existe una reciente generación de aviones de combate que son excepcionales capaces de soportar condiciones de vuelo increíbles, pero llevando al limite la resistencia física de los pilotos. Las condiciones de trabajo de un piloto de caza F16 y de otros aviones de combate, suelen ser extremos para la estado fisiológico del hombre, para resistir tal martirio es necesario que los pilotos porten una vestimenta especial, casco completo y mascara de oxigeno, también es indispensable un arduo entrenamiento donde le harán pesar cinco o seis veces su peso y mantenerse en forma realizando una serie de ejercicios gimnásticos en los que, entre otros, habrá de reforzar los músculos del cuello para poder mantener enhiesta la cabeza durante los vuelos. Otra prueba física muy dura es la centrifugadora y es indispensable para estudiar las aceleraciones y gravedades que actúan sobre el cuerpo del piloto.
Los cazas son maquinas que ponen al limite la resistencia de sus pilotos, para esto es necesario comprender las condiciones fisiológicas extremas durante el vuelo. En condiciones normales, cualquier persona soporta sobre su cuerpo una fuerza equivalente a su peso. Pero los pilotos de combate durante las maniobras a veces tienen que soportar aceleraciones centrifugas aumentando a dos o mas veces el valor de la gravedad, y los efectos sobre el cuerpo humano dependiendo de el aumento equivalente en g. son considerables por ejemplo; visión borrosa, visión negra, visión roja, dolor de cabeza, pesadez, perdida de conocimiento, visión tubular, etc. Para tratar de menguar estos efectos se han inventado aparatos, accesorios y trajes especiales para los pilotos, uno de ellos son los pantalones anti g que se tratan de un pantalón de tela sintética resistente que contiene en su interior cinco vejigas intercomunicadas y que pueden inflarse. Se adaptan al cuerpo mediante broches y cremalleras y están conectados por un tubo con bayoneta de desconexión rápida a un sistema de aire en el avión.
Hay otros fenómenos que no tienen que ver con la gravedad alterada, muchas otras reacciones fisiológicas se deben a ilusiones ópticas como la anoxia cromática pero se soluciona respirando oxigeno a través de la mascara facial.
Pero también el piloto puede sufrir de miopía espacial, que es provocado a volar a grandes alturas en cielos sin nubes y sin referencia de tierra produciendo espasmos en los ojos originando dioptría otras alteraciones a los sentidos, principalmente el oído medio, donde reside el equilibrio. Un caso muy patente y muy frecuente es una afectación al oído llamada Barrena de cementerio, la cual es muy temida por los pilotos y esta ocurre cuando se realizan en el avión una barrena sin buenas referencias en tierra. Al salir de ella, el liquido que llena los tres canales semicirculares del oído medio se desplaza y provoca la sensación aparente de girar en sentido contrario, provocando que el piloto vuelva a la barrena nuevamente y con la sensación de poco espacio para que pueda salir nuevamente de la maniobra.
Los cazas modernos han llegado al límite del vuelo humano dentro de los límites del planeta, existen nuevos aparatos experimentales que realizan maniobras y velocidades mas violentas y factores de carga extremos de 11g, es necesario entonces desarrollar nuevos trajes y equipos que protejan a los pilotos de estas nuevas exigencias.
El hombre es un ser egocéntrico y ambicioso, generalmente cada vez que supera un reto, expectativa o un sueño, tiene la necesidad de sobrepasar sus limites que van surgiendo en esta evolución tecnológica, pareciera que la conquista del espacio exterior esta en sus comienzos, nuevas naves ya surcan mas allá de la atmosfera terrestre, sin embargo para el ser humano, las condiciones ajenas al planeta afectarían notablemente nuestra integridad física y la vida misma. Los humanos somos seres mesofilos que nos gusta que la temperatura fluctúe entre los 15 y 30 grados, necesitamos que haya una atmósfera respirable que ejerza una presión moderada sobre nuestros cuerpos y que la gravedad nos mantenga pegados al suelo. En el espacio no hay atmósfera, ni gravedad y la temperatura fluctúa entre los gélidos doscientos grados bajo cero a la sombra y más de 120 grados si nos pega directamente la luz del Sol. Además, hay que tomar en cuenta el viento solar, que en la Tierra es desviado por los cinturones de Van Allen, pero fuera de este manto protector, convierte al espacio en algo parecido a un horno de microondas de proporciones cósmicas. Es indispensable utilizar un traje adecuado que nos permita sobrevivir a difíciles condiciones.
En 1961, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en la primera persona en viajar al espacio orbitando una vez alrededor del planeta, y permaneciendo allí durante 108 minutos. Desde el inicio de la carrera espacial, existen programas que han avanzado al mismo ritmo, enfocados a prevenir enfermedades o situaciones riesgosas para la salud de los astronautas. Para ello se hace una selección médica de los aspirantes y se establecen programas de entrenamiento físico y psicológico y de “estabilización de la salud”, que implican una cuarentena previa al vuelo y el adiestramiento sobre las condiciones de seguridad dentro de las naves. Durante el viaje se lleva a cabo un estricto control médico desde Tierra, y al regreso se hace un seguimiento continuo y se establecen medidas profilácticas para evitar daños y desajustes fisiológicos por la desadaptación al medio terrestre.
Mientras que aquí en la Tierra la gravedad jala la sangre hacia nuestros pies, en el espacio la sangre se concentra en el pecho y la cabeza. Estos cambios confunden al corazón, que no sabe de gravedad, y hacen que se esfuerce más. Para volver a la homeostasis, se libera una hormona, el péptido auricular natriurético, cuyo trabajo es deshacerse de este exceso de volumen aumentando la diuresis, es decir, poniendo a los riñones a trabajar horas extra y a los astronautas a orinar frecuentemente.
Toda esta pérdida de líquidos dará al cuerpo la idea que la sangre se ha vuelto muy densa, y tratará de compensar esto destruyendo una buena parte de los glóbulos rojos, que de cualquier manera no necesita, pues ha disminuido también la demanda de oxígeno. En pocas palabras, para mantener la homeostasis en el espacio un astronauta sufre anemia y deshidratación.
Otro de los problemas más serios que enfrentan los astronautas es la pérdida de masa muscular y masa ósea. En la Tierra, nuestros músculos y huesos están adaptados a cargar con su propio peso. En el espacio, al no haber gravedad, las cosas carecen de peso, por lo que nuestros músculos trabajan menos y comienzan a atrofiarse, se vuelven débiles.
La pérdida de masa ósea es un asunto más preocupante y más difícil de resolver. El tono muscular puede mantenerse en el espacio mediante rutinas de ejercicios a base de ligas, cuerdas y poleas, pero no se ha encontrado una manera de evitar la pérdida de calcio en el espacio. Debido a los cambios fisiológicos que trae la ingravidez, los huesos pierden 0.5% de calcio al mes. Ese porcentaje no parece mucho, pero es la principal limitante para los viajes espaciales largos. Mientras el astronauta esté en órbita, la pérdida de hueso no será un problema, pero en cuanto ponga pié nuevamente en la tierra, esta osteoporosis prematura lo hará mucho más propenso a las fracturas, que podrían poner en riesgo su vida.
La sangre acumulada en la parte superior del cuerpo trae a los astronautas otros problemas que si bien no son graves, ciertamente son muy molestos. Los sentidos se atrofian. Los astronautas pierden el sentido del olfato como si tuvieran un resfriado permanente, aunque esto tal vez sea ventajoso, ya que las naves espaciales son un espacio cerrado, con poca circulación de aire y no suelen oler muy bien.
Sí, los seres humanos somos organismos mesófilos, cuyo cuerpo está muy acostumbrado a las comodidades que ofrece el planeta Tierra, y sin embargo, muchos de nosotros preferimos sacrificar esta cómoda seguridad en aras de nuestra curiosidad científica.
Los viajes espaciales han desafiado la capacidad intelectual y física del ser humano. La ciencia ha abierto nuevas fronteras. Los cambios que sufre el cuerpo humano en el espacio nos desorientan, nos deshidratan, nos provocan una falsa anemia, nos pueden llegar a causar osteoporosis y sin embargo, cada minuto que cualquiera de nuestros congéneres pasa allá arriba nos devuelve invaluable información que nos permite entender a nuestro planeta, desarrollar mejor tecnología, nos deja lecciones invaluables sobre el cuerpo humano y su maravillosa capacidad de adaptación, y también nos da animo para poder llegar mas lejos y poner nuevamente a prueba nuestra capacidad adaptativa y resistencia en otros mundos que están por ser conquistados.
A pesar de los problemas de orden físico, de salud para el hombre, entre otras dificultades, el sueño de volar ha prevalecido debido a sus ventajas indiscutibles.
Desde los años 70, los aeropuertos y aviones comerciales pasaron a ser uno de los objetivos preferidos de ataques terroristas. El peor de estos ataques ocurrió en 2001, cuando dos aviones de American Airlines y dos de United Airlines fueron utilizados en los Atentados del 11 de septiembre. Como consecuencia directa de este acontecimiento, el número de viajeros de avión disminuyó en la mayoría de líneas aéreas, y muchas de ellas se enfrentaron a grandes dificultades financieras en los años siguientes. Los efectos del ataque, aunque minimizados, todavía persisten en varias compañías. El resultado de la amenaza terrorista es el incremento de medidas de seguridad que se toman en los aeropuertos desde entonces.
La aviación ha sido causante de diversos malestares, en muchas ocasiones ha sido vector de enfermedades y plagas debido a que en sus inicios carecía de un control sanitario adecuado, permitiendo el acceso a especies ajenas a otro ambiente, o transportando personas con alguna enfermedad o virus a otra parte del planeta donde anteriormente no se manifestaba.
Es perceptible que los movimientos bélicos han propiciado una aceleración tecnológica dentro de la aviación, pero detrás de estas manifestaciones bélicas existen intereses políticos y económicos que a veces pueden perjudicar el desarrollo de alguna tecnología o sabotearla.
Los dirigible fueron utilizados para la primera guerra mundial, es destacar el Luftschiff Zeppelin (LZ1) en julio de 1900, uno de los dirigibles más famosos de todos los tiempos. Los Zeppelin recibieron su nombre en honor del Conde Ferdinand von Zeppelin. El 5 de marzo de 1912 las fuerzas italianas fueron las primeras en usar dirigibles de uso militar para el reconocimiento al oeste de Trípoli tras las líneas turcas.
La guerra trajo nuevas mejoras al los dirigibles, como el uso del helio, en EUA fueron fabricados los primeros dirigibles q usaban este gas noble en 1923, mientras que en Alemania se construía el Graf Zeppelin LZ 127, que quemaba blau gas, similar al propano como combustible, aprovechando su densidad similar a la del aire, con lo que evitaba el aumento de carga que se hubiera producido al usar combustible líquido. Se creía que los dirigibles estaban marcarían el destino de la aviación pero eso no seria así. junto a la industria de los dirigibles competía una incipiente industria de aeroplanos que eran de menor coste de construcción, pero de propulsión más cara; existían intereses económicos fuertes de las empresas de hidrocarburos para que los aeroplanos fueran el modelo a servir para los nuevos avances en la aviación, ya que esto les beneficiaba por el alto consumo de combustibles que se requería; entonces se creo una teoría catastrófica alrededor de los dirigibles, la prensa sensacionalista jugo un papel importante en las décadas de los 1920 y 1930, también se acrecentó el precio del helio, EUA era el único productor de helio y las industrias en Europa no podían solventar la compra de ese gas, por lo que mantuvieron el hidrogeno que es altamente volátil como el gas para los zeppelín; se trato que se olvidaran de los grandes triunfos y logros de los dirigibles, y se hizo mucho eco en los accidentes, existió una interferencia política en la construcción y procedimientos de vuelo de los dirigibles esto resultaba en accidentes y tragedias, uno de los peores desastres recordados fue el Hindenburg l 6 de mayo de 1937, que evaporó la confianza en los dirigibles y marcó el triunfo final de los aeroplanos, investigaciones recientes de científicos de la NASA confirmaron que la causa del accidente de Hindenburg se debió a un compuesto que contenía polvo de aluminio, que es altamente inflamable e inextinguible, que fue aplicado a la lona de algodón que envolvía al zepelín, aunado al uso inapropiado del hidrogeno en vez de helio, provoco el desastre, todo esto por seguir las exigencias y las normas que se establecieron en la aeronáutica de la época, después de este acontecimiento, la gente dejó de usar los dirigibles, a pesar de que tal accidente fue el único sucedido en este tipo de aeronaves.
La aviación ha superado diversas dificultades desde sus comienzos, convirtiéndose en un medio de desarrollo económico, científico, social y cultural, siendo factor importante en acontecimientos que han marcado la historia de la humanidad.
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