lunes, 7 de mayo de 2007

TORMENTA Y TEMPESTADES

TORMENTA


La noche aleve; tenaz el viento
silva en el mástil,cruje el timón;

El negro espacio tiembla y retumba

Desgastado por el ciclón,

Mientras el alma, llena de espanto

Profundo hiere su desconsuelo,

Como si el mundo tornado en llanto

Se desplomara el corazón.



Negros fantasmas llenos de ira

Bajo la sombra de su capuz

Entre su garra Lucifer sacude

Trazando en lo alto carmínea cruz,

Por donde brotan como estallido

De tromba inmensa que arrastra el bóreas

Fulgentes rayos de oro encendido

Entre explosiones de fuego y luz.



¡Con cuánta angustia fijan las almas
Los ojos llenos de ansia fatal

En la distante, convulsa orilla

Por donde asoma, tras el fanal,

Una esperanza, luz bienhechora

En cuyos campos brilla la calma,

Huye la bruma, reina la aurora,

La vida triunfa y se oculta el mal!



En vano todo: con la plegaria

Viene la ola fiera a golpear,

Y desvanecen la voz doliente

Los alaridos del turbio mar.

Y cuanto el ruego tiende los brazos

Sacude al mundo la voz del trueno

Como si el cielo, roto en pedazos,

Sobre su nimbo fuera a saltar.



Abierto el casco de la ancha nave

que la tormenta llega a batir,

Sobre la onda cruza la quilla

Como asustada quisiera huir

Y entre su seno clamor estalla

Que se disuelve en el ronco estruendo,

Como en la arena de ruda playa

La hirviente espuma llega a morir.



Inquieta entonces allá a lo lejos

Roja pupila de algún fanal,

Anuncia el risco que ciñe el ,paso

Con su siniestra, lenta señal.

Y allí el marino, consigo mismo

Luchando solo, salvarse ansía,

Cuando en su frente cierra el abismo

Sus espumantes olas de sol...



Así en la vida, larga tormenta,

Sopla el destino, turbio mistral,

Sobre la barca, que es el esfuerzo,

Y tras el alma, que es el fanal.

Para la quilla de la esperanza

Acecha un risco, la torva insidia;

Y de la gloria nada se alcanza,

Porque es naufragio que envuelve el mar.


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TEMPESTADES


(1)
Pájaros errantes
que vuelan desbandados,

confusos y agitados

por hórrido ciclón;

así las nubes pasan

por el azul del cielo,

formando denso velo

de funebre crespón



(2)

La lluvia se desata
furiosa, atronadora,

la voz del huracán;

las aves en la selva

se esconde aterradas;

del viento perseguidas

buscando asilo van...



(3)

Los arboles sus ramas
doblegan sollozando,

piedad a Dios clamando

del rayo asolador;

el llano, las praderas

las flores de escarlata.

con gotas mil plata

esmaltan su color.



(4)

Mas suena de repente,
titánico estampido:

el rayo que ha caído

cual nuevo Lucifer;

la lluvia no ha cesado,

el viento sigue fuerte

y el soplo de la muerte

se siente por doquier.



(5)

Así las tempestades
del alma nos aquejan,

y sólo en torno dejan

pesar, desolación;

y luego que apiadadas

se van por un instante,

convulso, agonizante

nos queda el corazón.

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